Estos días, en el oratorio estamos celebrando que Jesús ha resucitado. Además de sentir a Jesús, les transmitimos conocimientos y leemos trocitos de la Biblia. Sobre todo, les dejamos hablar mucho y les escuchamos sin juzgarles y sobre todo con muchísimo respeto.
En este escucharles oímos de todo, pero esta semana ha habido un comentario que quiero compartirlo con vosotros. Explicándoles que Jesús después de resucitar subió al cielo y allí nos está esperando, un niño me dijo: “Los que son buenos van al cielo y los malos al infierno”. Para no tenerle miedo a la muerte, porque seguro que en algún momento no he sido bueno,.....
Ese Dios, no es mi Dios. El mío no conoce el infierno y me perdona siempre, le gusta que sea "buena", pero si me equivoco no me manda al infierno, intenta que me dé cuenta de que no lo he hecho bien y que rectifique. Este pequeño detalle cambia mucho la película. ¡Qué suerte tenéis alumnos del colegio! A mí me contaron la película como a ese niño. Y alguna noche lo pasaba fatal imaginándome cómo sería el infierno. Afortunadamente me he cruzado con algunas personas que me han mostrado al verdadero Dios, al que si siento mío. Y el que queremos compartir con los niños.
Sara Gutiérrez.