Si hay una época en la que la entrega de regalos recibe especial importancia ésa es, sin duda, la Navidad. Es la única época del año en que casi todos regalamos algo a las personas que tenemos alrededor. Los niños son los mayores afortunados, en sus familias reciben múltiples regalos.
De nuestra familia hemos recibido la vida y hemos aprendido cómo relacionarnos, cómo comportarnos, cómo ser solidarios, comprometidos, cómo respetar a cada miembro con sus limitaciones, cómo tratar a los mayores.
Hemos aprendido a ayudar y a ser ayudados, a perdonar y a ser perdonados, a confiar en otros, y a hacer partícipes a los demás de nuestras emociones, de nuestros problemas y de nuestras alegrías.
Y después de estas palabras tan bonitas…, yo me pregunto:
Hemos aprendido a ayudar y a ser ayudados, a perdonar y a ser perdonados, a confiar en otros, y a hacer partícipes a los demás de nuestras emociones, de nuestros problemas y de nuestras alegrías.
Y después de estas palabras tan bonitas…, yo me pregunto:
¿Y a mi me han enseñado a dar?
¿Me han enseñado a ponerme más contenta cuando doy que cuando recibo?
¿Me han enseñado a ser desprendida?
Esta semana celebramos en el oratorio “la entrega de regalos”. Vamos a entregar a Jesús un regalo de los muchos que tenemos, para que él lo entregue a los niños que él considere (pobres, enfermos, necesitados). Cada niño traerá de su casa, envuelto para regalo, uno de SUS juguetes.
Yo, anoche, escuchaba a mi hija preguntarse si el niño que iba recibir el regalo era chico o chica… No sabía si entregar un caballito diminuto, que ella lo considera su mascota, o un peluche grandote, con el que ella aprendió a atarse las zapatillas… Y no se preguntaba cosas tan “vergonzosas” como cuál costaba más dinero o cuál abultaba más.
Aprendamos de nuestros pequeños. No despreciemos estos momentos con nuestros hijos: en este tiempo en el que estamos preocupados por qué regalar no debemos olvidar que pasar el tiempo con nuestra familia es el mejor regalo.
Desde aquí os animo a enseñar a nuestros hijos a DAR; pero con el ejemplo, no sólo con palabras bonitas. También os animo a celebrar de verdad y en familia esta celebración de entrega de regalos en el oratorio.
La noche de Reyes fue una fiesta para la familia y esperamos que esto se repita esta semana en nuestro colegio, gracias a todos.
Desde aquí os animo a enseñar a nuestros hijos a DAR; pero con el ejemplo, no sólo con palabras bonitas. También os animo a celebrar de verdad y en familia esta celebración de entrega de regalos en el oratorio.
La noche de Reyes fue una fiesta para la familia y esperamos que esto se repita esta semana en nuestro colegio, gracias a todos.
Una madre