martes, 30 de noviembre de 2010

NUESTRO RINCÓN

                                                         

Una vez más me acerco a nuestro rincón. Digo nuestro porque me siento parte de él y que aunque pequeño, cabemos todos estoy segura. Me gustaría invitar a todos los que queráis acercaros.

Tenemos tantas cosas a lo largo del día para agradecer….. pero en esta época que nos ha tocado vivir no nos damos cuenta, a veces nos perdemos lo bueno de nuestros hijos sin querer, simplemente es la sociedad y el consumismo que nos empuja.

Hoy para explicarles que venimos al oratorio y lo importante que es dar gracias a Dios, por todo lo bueno que tenemos, por lo afortunados que somos de nuestras familias, colegio….les he puesto un ejemplo, estamos tan agobiados con los trabajos, los estudios que a veces no nos damos cuenta de pensar en Dios en todo el día y una niña me ha contestado- Es que no te ayuda nadie en tu casa? Me gustaría que hubierais visto su carita.

Me he dado cuenta que en el tiempo que llevamos con ellos hemos pasado de pedir cosas materiales, a pedir por los papas, que ya no nombran los juguetes sino que se han dado cuenta de que hay personas en el mundo que los quieren y que necesitan de ellas.

Ojala pensemos un momento en ellos y en el oratorio y les pidamos que nos enseñen que es lo que hacen allí y compartamos con ellos “su momento” en el que os sorprenderá como dan gracias a Dios por cosas que no os podríais imaginar.

En estos días que vienen de Navidad que sepamos acercarnos a nuestro rincón con ellos, escucharles porque nos enseñan muchísimo acerca de Dios.


                                             Gloria Carnicer (Colaboradora del oratorio)

jueves, 18 de noviembre de 2010

GRACIAS A DIOS


¡Cuántas veces decimos esta frase!
Estoy segura que no siempre somos conscientes de lo que en realidad dicen sus palabras, pero si, Gracias a Dios.

Esta semana con los alumnos en el oratorio leímos diversos capítulos de la Biblia con los que los niños han comprendido  la importancia de ser agradecido, y de tener fe.
Luego ellos lo aplican a su vida diaria y reconocen la suerte que tienen. Principalmente dan gracias a Dios por sus familias y algunos porque Jesús tiene un corazón tan grande, que en él cabemos todos y por crear el mundo. Ser agradecido sana por dentro y ellos lo experimentan.

Sentirse afortunado choca frontalmente con ser caprichoso y exigente y a nuestros niños se les acusa de ser así. Hoy hemos comprobado que en su interior, en su corazón hay bondad y sobre todo mucha gratitud, se han sentido agradecidos.

Yo quiero dar gracias a Dios por lo que cada día me aportan estos niños en el oratorio.

                                                                                                                                              Sara Gutiérrez